Ya estamos oficialmente en invierno. Se nos ha marchado el otoño, y lo hemos despedido con su canción favorita: El otoño, de Las 4 estaciones, de Vivaldi.
Vivaldi amó la vida intensamente, para perpetuar la profunda emoción que la transformación de la naturaleza le despertaba, creó los conciertos para violín llamados Las Cuatro Estaciones, dejando por escrito de su puño y letra en el original de la partitura la descripción de las más bellas escenas de la Primavera, El Verano, El Otoño y El Invierno, cada uno de estos conciertos consta de tres movimientos, dos rápidos separados en contraste con un lento y expresivo, las escenas más descriptivas son los movimientos.
El otoño es un concierto lleno de alegría porque nos habla de la época de la cosecha, y cuando se siembra buena semilla se obtienen buenos frutos y esto es motivo de gran felicidad.
De pronto se interrumpe toda la alegría y cambia el ritmo de la música y se oye una quieta melodía. En las fiestas siempre hay alguien que come y bebe demasiado y luego busca un rinconcito donde dormir una siesta tranquilamente.
En el Otoño las hojas de los árboles se van secando poco a poco y cuando ya están muy secas, impulsadas por la caricia del viento, se desprenden y caen para formar una alfombra crujiente al ser pisada. El clavecín interpreta una melodía que nos hace imaginar la caída caprichosa de las hojas secas.
Tercer movimiento. Ir de cacería era el deporte favorito en la época de Vivaldi. Una alegre y juguetona melodía nos habla de los cazadores que reunidos al amanecer entre risas y bromas se disponen a iniciar la gran cacería. El violín solista acompañado del primer cello de la orquesta imitan el sonido del cuerno de caza y así se suceden una serie de diálogos entre el violinista y la orquesta que describen la aventura de encontrar, perseguir y alcanzar una presa.
Beneficios de la música para bebés y niños pequeños
La música, y en especial la clásica, es beneficiosa para el desarrollo del bebé incluso cuando está en la barriga. Y es que, desde los primeros instantes de vida, el pequeño reacciona a la música y se emociona igual que lo hace un adulto. Estimula la frecuencia cardíaca en el feto y la producción de endorfinas en la madre.
La música es el lenguaje de los recién nacidos. El lenguaje musical ayuda a estimular el oído del niño. Canturrear y hacer escuchar música a los niños, aunque sean muy pequeños, les permite estimular sus ganas de expresarse y de hacerse entender. Según algunos estudiosos, los métodos utilizados por el cerebro de los niños para aprender a hablar, se basan en un examen estadístico del lenguaje y de su ritmo.
La comprensión de las palabras por parte de los pequeños se produce gracias a la repetitividad de los sonidos y se basa en su frecuencia, es decir, de acuerdo con las características propias de la música. A través de las vocalizaciones que imitan a los sonidos musicales, los bebés expresan el lenguaje de forma intuitiva y espontánea, creando una forma de comunicación que parece facilitar el aprendizaje y mejorar el vocabulario.
Algunos estudios afirman que la música de Mozart tiene cierta influencia en el comportamiento de los bebés, fomentando su desarrollo intelectual y creativo. Es lo que se conoce como el efecto Mozart.