En la Escuela Infantil pintamos mucho, de diferentes colores y en variadas técnicas (pintura, pintura de dedos, ceras… y ahora también con espuma). Anima a tu pequeño a pintar, porque este hobby, además de divertirle y potenciar su fantasía y su tendencia creadora, mejora numerosos aspectos de su desarrollo. Después de pintar en color rojo, hemos jugado con juguetes que tienen el mismo color.
A nivel físico, pintar le ayuda a perfeccionar su habilidad manual, sobre todo la motricidad fina, que es la que permite el manejo de los objetos pequeños. También mejora su idea espacial y le facilita el descubrimiento de diferentes texturas, colores y olores.
A nivel emocional, pintar le produce una gran satisfacción, al percatarse de las cosas tan bonitas que es capaz de hacer él solo, y refuerza su autoestima.
Este entretenimiento le da la oportunidad de expresar su mundo interior y de canalizar su estado anímico y sus sentimientos de un modo positivo, aunque todavía no sepa exteriorizarlos bien con palabras. Esto, a su vez, hace que tú puedas saber cómo se siente en determinados momentos y que te sea más sencillo comprenderle y ayudarle a sentirse mejor, si es el caso.
Materiales adecuados
Por todo ello, debes animar a tu hijo a practicar esta afición siempre que le apetezca o le notes aburrido.
Ahora bien, para prevenir percances (que te pinte las paredes, que se haga daño con el lápiz…), adáptate a sus necesidades y facilítale los utensilios de pintura más adecuados para su edad.
En lugar de darle unos folios o un cuaderno para que pinte en él, proporciónale papeles grandes, que le permitan hacer giros amplios con los brazos. En los centros comerciales y en algunas papelerías venden rollos de papel de diferentes tamaños, con los que tu hijo podrá pintar en el suelo, en la cama o incluso en la mesa grande del salón sin riesgo de que se le vaya la mano y pinte donde no debe.
Otras buenas ideas son colocar un zócalo de papel lavable en su habitación o comprarle una pizarra grande, como la que tiene en el colegio. Si le gusta pintar de pie, cualquiera de estas opciones le encantará. Muchos niños de esta edad prefieren pintar así, porque esta postura les permite una mayor libertad de movimientos. También existen suelos plastificados, a prueba de “niños pintores”, que quedan como nuevos después de lavarlos.
En cualquier caso, es importante que el papel, la pizarra o el suelo donde pinta tu hijo sean de un color claro, para que distinga bien sus trazos.
Las pinturas. Lo ideal es que le compres pintura de dedos, rotuladores gordos, ceras cortas y gruesas, esponjas para imprimir, espumas y tizas “con manguito”, que le resulten fáciles de sujetar. Asegúrate siempre de que escoges materiales infantiles, específicos para niños muy pequeños. Serán lavables y atóxicos, y en el caso de las tizas, no soltarán polvillo que el niño pueda aspirar.
Los lápices largos y finos pueden ser peligrosos a esta edad y las acuarelas requieren mucha destreza manual, así que, de momento, no son utensilios recomendables para él.
Felicítale
Mientras tu hijo hace un dibujo, no le atosigues, no le preguntes a cada segundo qué está pintando, no lo retoques para mejorarlo y tampoco le des una interpretación diferente a la que él te cuenta. Estas actitudes le desconcertarían.
Por el contrario, déjale que pinte a su aire y con los colores que más le gustan (tal vez sean sólo uno o dos) y cuando termine el dibujo, pregúntale cómo lo ha hecho y felicítale por lo bien que le ha quedado. Al demostrarle que te gusta lo que hace y que valoras su esfuerzo, se sentirá más unido a ti, aumentarás la confianza que tiene en sí mismo y le animarás a superarse y a seguir pintando cada vez mejor.
Por sus dibujos le conocerás
Para interpretar de una manera fiable los dibujos de tu hijo, ahora que apenas sabe pintar, es preciso que los observes detalladamente y que veas cómo los hace durante varias semanas, no solamente durante unos días. Como pautas muy generales respecto al trazo, recuerda:
Si pinta tan fuerte que a veces rasga el papel, utiliza sus dibujos para desahogarse.
Si las líneas de sus dibujos son muy débiles, le falta práctica o puede que se sienta inseguro.
Si hace trazos firmes y amplios, lo más seguro es que se sienta relajado y confiado en su ambiente.